El papel de la alimentación frente a la gripe
Los meses más fríos del año son también temporada alta de gripe y resfriados. Las bajas temperaturas nos hacen más vulnerables a los virus y es más fácil contagiarse al pasar mucho tiempo en lugares cerrados llenos de gente. Por suerte, la alimentación puede ser la mejor medicina, y es que una dieta saludable siempre nos ayudará a prevenir y afrontar mejor las enfermedades.
Buenas pautas para prevenir la gripe
Mantener un estilo de vida sano es el primer paso para prevenir gripes y catarros, típicas enfermedades causadas por virus. Es importante llevar una dieta variada rica en vitaminas y minerales que refuercen nuestro sistema inmunológico, evitando malos hábitos como el consumo de alcohol o tabaco. El ejercicio moderado, dormir bien y practicar una buena higiene cotidiana, sobre todo de las manos, también son un buen arma de prevención.
¿Qué comer cuándo estamos enfermos?
La gripe y los resfriados hay que pasarlos con paciencia descansando en casa, pero podemos ayudar a nuestro organismo para acelerar la recuperación y mitigar los molestos síntomas. En primer lugar, es fundamental aumentar la ingestión de líquidos a lo largo de todo el día, para evitar la deshidratación y eliminar toxinas a través de la orina.
Aunque es frecuente perder el apetito, se recomienda aumentar la ingesta calórica, pues así el cuerpo también aumentará el metabolismo para curar de forma más efectiva la enfermedad. Las sopas, caldos y cremas de verduras se toleran bien y son ricas en sodio, que contribuye a regular la temperatura corporal.
Podemos combinarlas con frutas frescas o asadas, además de zumos y batidos caseros, introduciendo también algunas verduras para potenciar la ingesta de productos vegetales. Destacan sobre todo los cítricos como naranjas, mandarinas y pomelos, ricos en vitamina C y antoxidantes, así como las verduras de hoja verde.
Son muy recomendables las infusiones y la miel con propóleo para lubricar la garganta y disminuir la inflamación. Té, jengibre y otras hierbas como la manzanilla, la menta o el tomillo son buenas opciones que además contribuyen a mantener una hidratación adecuada.
También es importante cuidar y fortalecer la flora intestinal mediante el consumo de probióticos como los yogures con bífidus o el kéfir. Son alimentos muy digestivos, fáciles de combinar con frutas o frutos secos, que son muy nutritivos y energéticos.
Alimentarse de forma adecuada es fundamental para nuestra salud y juega un papel clave frente a las enfermedades. Por eso en la consulta de nutrición Lur Garmendia apostamos por diseñar dietas personalizadas en función de cada persona y sus necesidades en cada momento. Déjate guiar por nuestro equipo de profesionales para encontrar la alimentación que mejor se adapte a tus objetivos y disfruta de una vida saludable todo el año.
